martes, 27 de marzo de 2012

La educación cívica no se impone, se transmite


La educación cívica se puede entender como bien público, desde lo común, de las libertades de los individuales, estaríamos hablando de la ciudadanía. Esta ciudadanía en la cual está la ley en medio, con más normas que hay que cumplir como ciudadano, esto conlleva a unos riesgos y a esos intereses de control del espacio público, y las normativas sobre las conductas de los individuos. Los educadores sociales, desde la educación cívica, nos toca ambular por todos estos recorridos que son necesarios para la educación cívica, pero con el cuidado consciente de los riesgos a la hora de transmitir al ciudadano las normas en una ciudad, cuyo objetivo tiene que ser el de transmitir, informar pero no imponer. La responsabilidad de asumir las normas está en manos del ciudadano, él tiene el derecho de elegir y el educador transmitir normas de respeto. La educación no se impone, es otra cosa... los agentes cívicos se encuentran con dos contradicciones, por un lado la forma de transmitir esa norma, que es donde pondríamos el acento, por otro lado es que trabajamos para quién hace la ley. Como educadores sociales tenemos que buscar alternativas para educar, sin esas perversiones con las que los gobernantes quieren controlar a los ciudadanos. Que "ellos" tengan el derecho de poder decir algo, como miembros que son de la ciudadanía.

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