Para
entender mejor la práctica del teatro-fórum con grupos comunitarios, se
presenta la construcción básica de la técnica del teatro-fórum en un taller
desarrollado en el Centro Teatro del Oprimido (CTO).
El
teatro del oprimido es un espacio de acción que se sirve de las técnicas de la representación
con el propósito de analizar y proponer soluciones de cambio a las opresiones
de distintas formas que sufren los individuos y las comunidades. Es muy
importante la figura del coringa, mezcla de animador, coordinador,
director de teatro y moderador de las representaciones de teatro del oprimido.
El
teatro-fórum está formado por una serie de actividades que se dividen en dos
partes. Por un lado, constituyen ejercicios divididos al proceso performativo,
el juego, la improvisación y sus reglas. Por otro lado, la construcción
colectiva del texto y la preparación del espectáculo junto con el coringa.
Tras
los ejercicios se plantean temas sobre los que al grupo le gustaría realizar un
teatro-fórum. Con el grupo ya subdividido, cada participante relata sus
experiencias de opresión en relación con el tema elegido.
La
construcción del texto teatral se realiza colectivamente a partir de historias
de vida, se basan en las experiencias y problemas típicos de la colectividad
como la discriminación, los prejuicios, el trabajo o la violencia.
La
estructura del montaje de la obra se realiza a través de las orientaciones del
coringa. Todas las fases de su elaboración se discuten y analizan, ya que el
resultado va a ser la creación de una obra de teatro-fórum.
Es
fundamental que los personajes realicen acciones significativas. Cada personaje
se representa visualmente, de manera que sea reconocido independientemente de
su discurso.
En
un primer momento el espectáculo se representa para el público como un
espectáculo convencional en el que se muestra una escena que contiene el
conflicto que se deseaba resolver. El público asiste a la obra y es reiniciado
por el coringa que es quién conduce la sesión del teatro-fórum.
El
coringa tiene la función de estimular al público a partir del juego. Invita a
los espectadores a entrar en escena, a sustituir a los protagonistas y a
presentar alternativas o soluciones para el desenlace de la obra.
Al
final de la sesión de teatro-fórum, los actores y el coringa evalúan si han
conseguido estimular la participación del público y si han promovido debate
entre ellos.
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